Jesús parecía preferir que sus seguidores ministraran por parejas cuando se exponían a las presiones del mundo y del diablo. Fue así como los envió durante su vida en la tierra para proclamar el Reino (Mr 6:7–13; Lc 10:1–16). Esa es la norma general de los apóstoles en el libro de los Hechos. Pedro y Juan forman un equipo en los primeros capítulos (Hch 3), Bernabé fue a Tarso en busca de Saulo para que le ayudara a ministrar en Antioquia (Hch 11:22–26).
Los grandes viajes misioneros de los Hechos de los Apóstoles fueron realizados por Bernabé y Saulo (más tarde identificados como Pablo y Bernabé), así como por Pablo y Silas. En los periplos posteriores de Pablo, varios compañeros viajaron con él como aprendices (véase, por ejemplo, Hechos 20:4). Y una vez que Bernabé y Pablo se separaron, el primero ministró en compañía de Juan Marcos (Hch 15:37–39).
Todavía hoy, la iglesia de Jesús se ve con frecuencia perjudicada cuando ministros piadosos se enfrentan a las presiones del ministerio sin el apoyo de un colaborador. El ministerio en equipo puede proporcionar una relación espiritual dentro de la cual se dan tanto el estímulo como la responsabilidad mutua.
CONCLUSIÓN
Apoye a los líderes de su iglesia procurando que tengan amigos espiritualmente maduros para ayudarlos y corregirlos. No permita que se aíslen haciéndose vulnerables al diablo.
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