Cuando el emperador Constantino, general romano del año 305, pagano que adoraba al “sol invicto” (del que la iglesia católica mantiene una réplica en la Custodia, donde se guardan las hostias en el altar), siendo el cristianismo perseguido, decide enfrentar en el puente sobre el río Milvio, cerca de Roma, a los otros generales en disputa por el grado de emperador romano, a Magencio y a Licinio. Constantino oye una voz que le decía: “Por este símbolo vencerás” y vio una cruz en las nubes.
Desde ese momento ordenó dibujar en todos los utensilios de guerra este símbolo. Finalmente obtuvo la victoria en el año 311. Impulsado por esto, decide en el año 313 firmar el “Edicto de Milán”, de tolerancia a los cristianos y prohíbe su persecución.
En el año 325 declara al cristianismo como la única religión oficial del imperio Romano. Todos los habitantes del imperio se hacen cristianos por conveniencia, más no por conversión. Es aquí en el año 325 donde la iglesia se convierte en la iglesia Universal (católica).
Con Constantino se dan cuatro cosas:
El matrimonio de la iglesia y el estado.
El ingreso indiscriminado a la iglesia de toda persona con diferentes creencias sin conversión al cristianismo.
Constantino usó la iglesia para perpetuar su poder.
Se contaminó la iglesia con las festividades paganas tan arraigadas en el imperio Romano.
Los males resultantes del matrimonio Iglesia – Estado
Muchos buscaban puestos de jerarquía en la iglesia para lograr influencia social y política.
Muchas ceremonias y festividades paganas fueron introducidas en los cultos católicos. Solo se cambiaban las fechas y los nombres.
En el año 405 empezaron a aparecer las imágenes de santos y mártires para su adoración.
La adoración a la virgen María sustituyó la adoración pagana a Venus y a Diana.
La cena del Señor llegó a ser un sacrificio en lugar de mantenerse como un símbolo recordatorio.
El anciano de la iglesia paso a ser un sacerdote.
Surge el culto a María Madre de Dios
Al cristianizarse el imperio, sus fiestas y sus dioses se mantienen con cambios de nombres (La navidad, la Epifanía, la ascensión de María, la inmaculada concepción). En Roma y Éfeso adoraban a Diana o Artemisa que es la misma diosa griega. Esta es catalogada como la dueña y protectora de la vida animal salvaje, hija de Zeus y hermana gemela de Apolos. Su templo en Éfeso es una de las maravillas del universo, y allí se practicaba el culto a la “diosa virgen”.
Ireneo, padre post-apostólico de la iglesia, decía haciendo referencia al paralelo existente entre Adán y Jesús: “Por la descendencia de una mujer (Eva) entró el pecado al mundo, y por la obediencia de una mujer (María) se trajo el redentor al mundo”.
La fiesta pagana del 13 de Mayo en la noche “La marcha de las antorchas” en honor a Diana, tiene relación directa con la fiesta del 13 de mayo a la virgen María que ascendió al cielo en cuerpo y alma, decretada por el concilio de Éfeso en el año 431, precisamente en la ciudad de Éfeso, donde Diana ha sido adorada por centenares de años como la “diosa Madre”.
En este concilio se preguntó: ¿Cuál es el lugar de maría en el culto cristiano? Y se respondió: “María es la paridora de Cristo, es pues la madre de Cristo (como hombre), es Kristotokos. Si Cristo es Dios, entonces María es la madre de Dios, Teotokos”.
Finalizando el concilio esa noche del 13 de mayo, salen sus asistentes y el pueblo a celebrar en una marcha de antorchas, como antes se hacía en ese día a Diana.
Lo anterior, “MADRE DE DIOS”, genera la necesidad de que María haya sido parida en inmaculada concepción por su madre. Así se lograría divinizarla y adorarla. Se decreta entonces la inmaculada concepción de María y se celebra EL DÍA 7 Y 8 DE DICIEMBRE, CON LAS VELITAS.
Se van agregando nombres y títulos a la virgen María: Reina y madre de los cielos, Redentora, Santísima Virgen, Intercesora. La iglesia católica es cada día más marianológica, hasta el punto en que hoy, más de 1600 años después, es marianológica en un 80% de su culto.
Como cristianos NO podemos practicar celebraciones idólatras que no glorifican a Dios. Prender velitas el 7 y 8 de diciembre es idolatrar a la misma diosa Diana de los efesios. Debemos conocer la Biblia y un poco de la historia que la rodea. La palabra es clara al decir que:
“MI PUEBLO ES DESTRUIDO POR FALTA DE CONOCIMIENTO” OSEAS 4:6
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