Texto: 1 Samuel 1:1-19
Nacimiento de Samuel
1 Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.
2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.
6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.
8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,
10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.
16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.
20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
INTRODUCCION: circunstancias difíciles rodean nuestra vida trayendo aflicción, tristeza, amargura, enojo y opresión, como le sucedía a Ana por causa de Penina quien representa al enemigo, aquel que te acusa todo el tiempo y te dice que tu situación no tiene solución; pero en las manos de Dios todo tiene solución hasta una esterilidad porque para Dios no hay nada imposible. Por eso es necesario que apliquemos unos pasos para estar camino a la victoria y son:
1. Oración. V. 9-10 Ana se presentó delante del Señor y derramo su corazón delante de él.
2. Ofrenda. V.11 Ana ofrendó lo mejor, SU HIJO para el Señor aún antes de recibir la respuesta a su petición porque entendía que esto movía la mano de Dios a su favor.
3. Vencer el obstáculo. V. 12-16 En la situación de Ana con ese comentario cualquiera podría darse por vencido o desanimarse.
4. Recibe la victoria. V. 19 Jehová se acordó de ella y concedió su petición.
CONCLUSIÓN:
No dejemos que las circunstancias por difíciles o imposibles que aparezcan dañen nuestra vida, la victoria es nuestra, oremos al Señor con todo nuestro corazón, pidámosle por esa petición y que vaya acompañada de nuestra mejor ofrenda, así como Ana que ofreció a su hijo.
Gracias Espíritu Santo
Pastora
Elizabeth Giraldo
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