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martes, 11 de abril de 2017

LAS DOS LLAVES DEL MILAGRO


Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno.
Entonces dio voces, diciendo: !!Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: !!Hijo de David, ten misericordia de mí! Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios. Lucas 18:35-43

Este es un pasaje paralelo a Mateo 20:29-34 y a Marcos 10:46-52 haciendo referencia a la sanidad del ciego Bartimeo.

Pero solo quiero hacer referencia en dos cosas: 

1. Lo que pidió él Señor Jesús que hicieran con el enfermo para poder sanarle. 
2. Lo que debía hacer el enfermo. 

Quiero que volvamos a leer estos pasajes, pero que nos detengamos en los versículos 40 al 42.

1. Vs 40 Lo único que pidió Jesús a los que le seguían, era que llevaran a l enfermo Bartimeo a su “Presencia”.

2. Vs 41-42 El enfermo al estar en la presencia del Señor debía declarar específicamente lo que quería que él Señor le hiciera y entonces de esa forma recibiría su milagro. 




Conclusión
Para recibir sanidad necesitamos utilizar las dos llaves(que yo le llamo): estar en la presencia del Señor y declarar específicamente el milagro que necesitamos (uno a la vez, como lo hizo Bartimeo). 

¡Sirviendo al Maestro!
Ps. Luis Fernando Giraldo








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