1. NO DES A NADIE POR PERDIDO
A lo mejor hay alguien a quien tú
dabas por perdido, un pariente
que ridiculiza tu fe, un conocido
que se ha opuesto durante años,
alguien tan sumergido en el
pecado que no crees que haya
para él esperanza.
Nunca descartes a nadie porque no sabes
cuándo se le va a ablandar el
corazón o cómo lo va a tocar el
Espíritu de Dios. Jesús alcanzo a
los recaudadores de impuestos
los leprosos, los pecadores y los
gentiles.
2. PONTE EN EL LUGAR DE LA OTRA PERSONA
Cuando invites a alguien a la
iglesia, la persona estará, más
inclinada a hacerlo si va contigo.
Luego tómense unos café juntos y
hablen de la experiencia.
3. SE LAS MANOS Y LOS PIES DE JESÚS
La ley judía prohibía a los
leprosos entran en contacto con
los sanos. Pero cuando uno de
ellos se acercó a Jesús, él extendió
el brazo y toco a este hombre a
quién nadie había tocado durante
años (Mr 1:40-45)
¿Se contagió Jesús con la lepra? No, pero el
leproso se “contagió” del Evangelio.
Sé un cristiano que “contagia” a otros con el amor de Dios.
Fíjate en tus manos,
¿Cuántas veces las extiendes para
atraer y tocar a alguien lejos de Dios?
¡Sirviendo al Maestro!
¡Sirviendo al Maestro!
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